lunes, 27 de diciembre de 2010

Compasión

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"No es un hombre noble, un santo, si daña seres sintientes. El que cultiva el amor benevolente hacia todos los seres es llamado noble."
Siddharta Gautama

La compasión es el principio fundamental ético de las relaciones de uno con otras personas y con todos los seres vivientes, incluso con los no encarnados. Éste es el principal aspecto del amor en la Tierra y el primer criterio según el cual Dios decide: permitir a una persona cercarse a Él o no. El causar daño injustificado a las personas o a otros seres nunca puede tener justificación ante los ojos de Dios.

Pero ¿Qué es causar daño justificado entonces? Por ejemplo: el causar dolor u otro daño a los delincuentes, rechazando sus hechos delictivos o defendiendo a otras personas de ellos. Otro ejemplo es el castigar a un niño que travesea peligrosamente para sí mismo y para los demás, también la limitación de la libertad de las personas mentalmente enfermas, etc.

Sin embargo, la venganza no puede ser justificada: es una reacción egocéntrica de mi «yo» ofendido, que no debe existir.

El que comprendió el verdadero amor no puede causar dolor en vano a un animal. No puede comer los cadáveres de animales que fueron muertos: porque en sus cuerpos está el dolor de sus muertes.

Por ejemplo, Jesús expresó asombro y descontento, cuando aludieron la posibilidad de saborear un cordero de «sacrificio» en Pascua:

 «¿Piensan que Yo voy a comer con ustedes carne en Pascua?»
 (Epifanio, Her., 22:4; citado de [22]). 

Ni Él ni Sus discípulos comieron cuerpos de animales, salvo el pescado, esto se desprende de las palabras del apóstol Pedro (Hechos 10:10-14).

No obstante, nuestra posibilidad es aceptar el principio del Amor-Compasión como un concepto ético y seguirlo tan amplia y completamente como sea posible dentro de los límites de la racionalidad.

Por ejemplo: no tiene ningún sentido reflexionar si se permite o no matar a un perro rabioso, a un lobo que ataca, a los mosquitos que pican, a los tábanos, a las garrapatas, etc. Si pudimos matarlos y no lo hicimos, ellos atacarán a los demás y esto, nosotros lo permitimos indirectamente, nuestra transgresión del principio de Amor-Compasión respecto a las víctimas.

No se trata de dudar si uno tiene el derecho de matar plantas para la comida, para hacer fuego, para la construcción o de usar huevos para la nutrición, porque nosotros no podemos desarrollarnos en la Tierra sin esto. Y la comida debe ser de máximo valor, con un conjunto completo de aminoácidos indispensables.

Pero matar o mutilar plantas inútilmente es una cosa diferente, por ejemplo: coger «automáticamente» y tirarlas, o recoger un ramillete de flores, o comprar (cortar) un abeto para el Año Nuevo o Navidad y tirarlo más tarde, después de admirar su muerte, éstas son unas muertes inútiles: ¡nosotros no los matamos para nuestra supervivencia y desarrollo, sino por gusto, porque «todos hacemos esto», «es la costumbre», «es la tradición», o porque «es bonito», «¡yo lo quiero!». Matar seres vivientes por estas razones es algo completamente egoísta, brutal, absurdo e inútil.

Aún en el tiempo de Moisés se dio el mandamiento «¡no matarás!», y lo mismo fue repetido por Jesús (Lucas 18:20). Pero el egoísmo y la vanidad del humano, el hábito de desechar todos los principios que impiden la satisfacción de nuestros antojos, la incapacidad de compadecerse, de entender el dolor ajeno, hacen a las personas buscar justificaciones para transgredir este mandato de Dios, inventar limitaciones de usarlo o fingir que nosotros no lo notamos.

«Bueno es no comer carne (…)» 
(Romanos 14:21).

Y para resolver las últimas dudas sobre esta materia, veamos lo que dijo Jesús el Cristo:

«No sólo absténganse de hacer sacrificios humanos, pero además de esto: no acuchillen ninguna criatura a la cual se le haya dado la vida (…)»
(La Vida de San Issa, 7:14).

La verdadera compasión se origina del conocimiento de que todos nosotros —incluso las criaturas vegetales— somos hijos de Dios, de edad diferente, hermanos y hermanas de Su única familia. Todos somos del mismo valor, todos tenemos intereses iguales objetivamente en el universo, todos somos uno. Ayudando a otros, yo colaboro con Dios; todo esto es una Vida, la Vida del Organismo del Absoluto, la Vida Una, donde no hay nada «mío»; hay sólo Vida común llena de Su Significado. ¡Mi papel —como una parte de Su Organismo— es ayudar a otros en este Camino de Crecimiento! ¡Solamente crece! No hay nada mío, hay sólo lo Común, lo Suyo.

Ya hace miles de años se enseño:

"Todo lo que existe en la creación tiene VIDA, tal vez diferente de la tuya, pero todo tiene vida."

"Más allá de lo sólido, más allá de lo líquido, más allá de lo gaseoso, más allá de lo ígneo, está LA ESENCIA de las cosas y esa esencia es la misma para todos. Más allá del Kosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad Substancial, la Verdad Fundamental."

«No busquen por su propio interés, sino que cada hombre también por interés de los demás. Que la misma disposición esté en ustedes la cual estaba en el Cristo Jesús»
(Filipenses 2:4-5).

«Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro»
Platon.

Esto se realiza cuando aprendes a vivir según Sus intereses, y como resultado, según los intereses de los demás. No hay un interés propio entonces, y no hay mi «yo», «ego»; éste se disolvió primero en los demás y después en Él.

‎"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".
Jesús el Cristo

‎"El justo que distribuye el sobrante de sus bienes entre los pobres levanta un monumento para su gloria que jamás será destruido".
Lamartine

viernes, 24 de diciembre de 2010

Minorías

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Aquellos que miran con desdén al sexo opuesto en la próxima encarnación conseguirán un cuerpo de ese sexo ciertamente y encarnarán en el ambiente social que los hará experimentar totalmente el mismo desdén a ellos mismos.

Es lo mismo con el factor nacional, confesional, con el problema de «las minorías sexuales»: el que despreció u odió a las personas, porque ellos no son «como yo», «como nosotros» serán enseñados por Dios a ser compasivos al dolor de los otros a través de su propio dolor. Éste es uno de los métodos usuales de Dios para guiarnos.

Es por esta razón que Él crea cuerpos de varias «minorías»: para que encarnen en éstos los pecadores que detestaron a estas «minorías».

Nuestra tarea es aprender a no subdividir a las personas en «nosotros» y «forasteros» por cualquier rasgo. «Todos somos hijos de Dios», esto es lo que Dios nos enseña.


«(…) No hay ninguna diferencia entre judío y griego, porque el mismo Señor es el Señor de todos los que Le invocan»
 (Romanos 10:12). 

Lo mismo sucede con cualquier rasgo de apariencia humana externa. Lo que es importante para evaluar a las personas son sus gunas. Hay que amar a todos, aunque diferentemente: algunos, con amor-devoción y respeto, a otros, como amamos a los niños o a los amigos y a otros, con amor-compasión. ¡Pero nunca se debe odiar o mostrar desdén hacia nadie!


«Así el discípulo de Dios: si es sabio, él comprende los principios del aprendizaje. Las formas corporales no lo engañarán, sino que él mirará a la condición del alma de cada uno, (cuando) hable con él. Hay muchos animales en el mundo que tienen forma (corporal) humana. Cuando los identifique, a los cerdos él les echará bellotas, al ganado le echará cebada, paja y heno; a los perros echará huesos, a los esclavos les dará brotes, y a los niños les dará lo perfecto»
(El Evangelio de Felipe, 119.)


Editado de :"La enseñanza original de Jesús el Cristo" - Vladimir Antonov

sábado, 11 de diciembre de 2010

Cielo vs. cielo

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En el Evangelio de Felipe las dimensiones espaciales son llamadas en griego eones. Es imposible explicar totalmente con palabras la naturaleza de una estructura multidimensional como la Tierra, por ejemplo. Uno sólo puede decir que, en la profundidad debajo de cada objeto material, hay estratos de luz, cada vez más sutil, pura y lúcida. Estos estratos sólo pueden ser conocidos con la ayuda de métodos especiales de desarrollo de la conciencia. Éste es el Camino del refinamiento gradual de la conciencia, de su «fortalecimiento» y «cristalización», en cada uno de los niveles logrados. Éste es el Camino a la cognición del Creador.

¿Dónde vive Dios? ¿Dónde uno puede encontrarlo?
Una mayoría aplastante de las personas, involucradas en formas primitivas de religión, contestaría esta pregunta, señalando hacia el  cielo, asimismo ellos levantan sus ojos y manos cuando están orando.

¿De dónde nace la creencia de que Dios está arriba?
Quizá la razón sea que en la superficie de la Tierra uno ve sufrimiento y tentaciones, pero allá, en el cielo, hay las nubes tranquilas en la lejanía azul interminable, la caricia del Sol, el misterio de la Luna y las estrellas distantes.

Pero Jesús el Cristo dijo:

« Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma ».
El Evangelio de Tomás, 3

« (…); porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros ».
Lucas 17:21

Nosotros ya hemos discutido la naturaleza multidimensional de la Creación. Todas las dimensiones espaciales existen directamente aquí,  en la profundidad multidimensional debajo de cualquier objeto material ya  sea una piedra o un árbol o nuestro planeta o un cuerpo  humano. Es lo mismo con cualquier volumen donde no hay ningún objeto denso, sino aire. Esto es lo que quiere decir «dentro y fuera de nosotros».

« Oh! Hombre, conócete a tu mismo y conocerás al Universo ».
Oráculo de Delphos

Así, para encontrar la Morada del Creador, uno tiene que dirigir la búsqueda no arriba, sino en lo profundo de uno mismo; al principio, dentro del propio cuerpo, transformando la esfera emocional: renunciando a estados emocionales groseros (en primer lugar, las varias formas de enojo, envidia, celos, etc.) y cultivando los estados refinados (en primer lugar, todos los tipos de amor emocional: la ternura, la caricia, la habilidad de admirar la belleza y armonizarse con ella, etc.).

« ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? ».
1 Corintios 3:16

« ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que nos sois vuestros? ».
1 Corintios 6:19

El organismo debe hacerse muy puro. Y habiéndose purificado a sí mismo de esta manera, un adepto espiritual adquiere la habilidad para ver la Conciencia Divina, para ver no con  los ojos  físicos, sino con  la vista de  la conciencia.

De esto Jesús el Cristo dijo:

«Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios»
Mateo 5:8

«Entren en su templo, en su corazón, ilumínenlo con los buenos pensamientos, la paciencia y la confianza inamovible que ustedes deben tener en su Padre»
La Vida de San Issa, 9:12

Ahora volvamos al asunto formulado en el título de este capítulo: el Cielo y el cielo. No es por casualidad que en algunos idiomas existan dos palabras diferentes (por  ejemplo: sky y Heaven en inglés; nebo y Nevesa en ruso) que indican dos nociones diferentes. El asignar el mismo significado a ambos es un mal entendido, causado por la ignorancia religiosa.

Los Cielos (Heavens) son los eones más sutiles. Aunque estos eones están presentes en todas partes —sobre nosotros también— no sirve de nada buscarlos, escudriñando arriba, incluso volando hasta allí. Dios en el aspecto del Creador y del Espíritu Santo está presente en las dimensiones espaciales más sutiles las que no pueden percibirse con ojos físicos. Uno sólo puede verlo después de refinarse a sí mismo (como una conciencia) al nivel de sutileza del Creador; verlo no con los ojos del cuerpo, sino con la visión de la conciencia.

«No todo el que Me dice: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre Que está en los Cielos»
Mateo 7:21.

Tienen que entender también que la traducción del Nuevo Testamento está muy lejos de ser perfecta. El significado profundo de algunas declaraciones de Jesús fue «cortado» por  traductores que eran incapaces de entender Sus ideas. Y esto sin contar los diferentes puntos de vista que pudieron haber tenido cada traductor en las distintas edades y situaciones en que fue traducida.

«Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y ancho es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ésta. Porque angosta es la puerta y estrecho es el camino que lleva a la (Verdadera) Vida, y pocos son los que la encuentran»
Mateo 7:13-14

«(…) El que busca, encontrará, y al que  llama, se le abrirá»
El Evangelio de Tomás, 94.

La palabra Cielo hace referencia a un nivel superior, pero no necesariamente se refiere a la altura o a un aspecto geográfico (este entendimiento es superficial, materialista). Si estamos hablando de la Morada del Creador o del Plano Espiritual, la palabra Cielo toma un significado más profundo, haciendo la referencia a planos Dimensionales Superiores, donde el nivel de las vibraciones de las cosas (o de lo que haya) es tan alto que no son posibles de ver ni de explicar, al menos no con estos ojos y este cuerpo limitado a pensar y expresarse en un plano de tres dimensiones.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Arrepentimiento (Cuerpo y Desenlace)

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Primera parte:


Primero, uno tiene que comprender las cuestiones fundamentales de filosofía religiosa: lo que es Dios, lo que es la Evolución, lo que es el propósito de nuestras vidas y de todos los seres encarnados. De esto queda absolutamente claro por qué hay que trabajar en uno mismo, a qué ideal debe aspirar, qué cualidades cultivar en sí mismo y de cuáles deshacerse, lo que es un verdadero vicio y lo que sólo es considerado como tal por las personas, pero no por Dios. Para este propósito es bueno empezar a estudiar las palabras de Jesús Mismo y aprender a distinguirlas de lo que las personas han fantaseado en el asunto del cristianismo «Aprendan de Mí» (Mateo 11:29), dijo Jesús.

En  los sermones de algunos sacerdotes ortodoxos uno puede oír la declaración de que «los Diez Mandamientos» que Dios dio a las personas a través de Moisés son «los mandamientos de Jesús el Cristo». Si usted se encuentra con semejantes sacerdotes,  apártese de ellos: ellos no entendieron absolutamente  nada, pero tratan de enseñar a los demás. En  realidad  Jesús  el  Cristo  dio  una  Enseñanza sobre Dios y el Camino hacia Él, la que es mucho más profunda que el Antiguo Testamento entero y consiste en decenas de los preceptos-mandamientos. 

Y  una  cosa más,  si  alguien  piensa  que  está  bien como  está  y  no  hay  ninguna  razón  para  cambiar,  entonces esta persona está tan lejos del trabajo espiritual, que no tiene incluso la más leve idea sobre este trabajo.  Porque  todos —principiantes  y  adeptos  altamente avanzados—  pueden  encontrar  posibilidades  para el mejoramiento de sí mismo en la Enseñanza de Jesús el Cristo. 

Ahora  permítannos  discutir el auto-análisis.  Lo que las personas llaman pecados no es el punto principal. Los pecados son nada más que manifestaciones de nuestros vicios, los rasgos del carácter, las cualidades de alma. Los pecados ayudan a reconocer los vicios, pero son los vicios contra los que uno tiene que luchar, no  los pecados. Y éste no es un trabajo de un día. Remodelar el alma, limpiándola de malas cualidades e instalar las buenas, requiere de años de arduos esfuerzos. 

Para discernir mejor un vicio particular en sí mismo, sería útil rastrear todas las manifestaciones de este vicio que ocurrieron en el pasado,  todos  los pecados de esta línea hasta la niñez. Y cuando este trabajo esté cumplido, Dios podrá darle a uno la oportunidad para mirar en sus vidas pasadas, para ver las raíces de los vicios que se originaron allí. El proceso de revelar vicios y recordar pecados específicos tiene que ser acompañado con el  arrepentimiento emocional sincero.  

Pero si en este proceso usted sufre emocionalmente de auto-compasión por miedo a causa del castigo futuro, usted está en el camino equivocado. Uno no tiene que sentir compasión por sí mismo, sino por las víctimas de uno: todos aquellos a quienes se hizo sufrir  física o emocionalmente. Y después hay que  repasar  con  conciencia a  través de  cada  situación, pero esta vez de una manera correcta. Si es posible reparar la culpa de alguna manera —incluso parcialmente— uno  debe hacerlo ciertamente.Si una persona pide el perdón de Dios, mientras ignora una posibilidad existente de reparar su culpa, no puede esperar un resultado positivo, porque tal arrepentimiento no parece ser sincero. 

No hay ningún substituto para el trabajo penitencial. Esperar que uno pueda  librarse de vicios a  través de  practicar  la  meditación  y  varios  métodos  «catárticos» es un error. Incluso proporcionarle a una persona la posibilidad de entrar en los eones del Espíritu Santo y  experimentar  el Abrazo  del Creador,  no  quema  los vicios. Éstos permanecen y siguen manifestándose. Esta declaración no es una suposición, sino un hecho.

Por  eso,  aconsejo que se aparten  de  tales «innovaciones»  como el método de «gritar» los vicios de uno (todo lo que se necesita es sólo gritar ruidosa y groseramente durante mucho tiempo,  mejor en compañía  de  socios)  y de tales métodos  feos  de «librarse de los vicios» como la siguiente invención de un  «padre»  ruso  ortodoxo  (antes  de  la  perestroika,  él era un instructor en un comité de un partido comunista regional); él predicaba:  «¡Maten  a  las  arañas! ¡Ustedes  tendrán 40 pecados absueltos por cada araña que maten!».  Es  mejor apartarse de tales tontos para no convertirse  en  el ciego conducido por el  ciego (Mateo 15:14).

Haciendo  un  resumen  de  este  capitulo  y  de  los capítulos  anteriores,  quiero  repetir  las  conclusiones principales: 

"En  el  infierno  no  terrestre  las  personas caen  no como resultado de fechorías específicas, sino debido al hábito, formado en la Tierra, de estar en los estados infernales  de  la  conciencia.  Las  fechorías  que  violan  el principio  de  no  causar  daño  innecesario  a  otros  seres vivientes predeterminan un infierno terrenal futuro. 

El primer e indispensable método para salvarse a sí mismo del  infierno  futuro es el arrepentimiento: es decir, hay que encontrar en uno mismo  los vicios que causan  los  errores  éticos  (pecados) y después  sigue el arrepentimiento,  la base de  éste  es  la  empatía  con  las víctimas de mis pecados. 

El propósito del arrepentimiento no es pedir perdón para sí mismo, sino liberarse de los vicios. 

La segunda dirección al comienzo del  trabajo espiritual  es  el  refinamiento  de  la  conciencia.  Empieza con la corrección de la esfera emocional: refrenando las emociones  negativas-groseras  y  fomentando  las  sutiles-positivas,  acostumbrándose  a  sí mismo  a  los  estados de conciencia paradisíacos en lugar de los infernales. "

Editado de : "La enseñanza original de Jesús el Cristo" - Vladimir Antonov

Arrepentimiento (Introducción)

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Segunda parte:


La enseñanza de Jesús el Cristo acerca del arrepentimiento, el Amor y el camino espiritual, era algo totalmente nuevo para su público: en aquel tiempo los judíos tenían una forma muy peculiar de «la liberación de los pecados». Una vez al año, en tiempo de Pascua, ellos transportaban simbólicamente sus pecados a los corderos, mataban a estos corderos «pecadores», como una «ofrenda a Dios», y después de eso, comían sus cuerpos muertos.Obviamente, este tipo de absurdo sólo aumentaba su culpabilidad ante los ojos de Dios.

Los pecados de uno no pueden ser transportados a nadie. Sólo la persona misma puede lavarlos con arrepentimiento sincero. Exactamente el arrepentimiento, que sigue a un auto-análisis intelectual, es el purificador principal del alma.

Dios constantemente nos «pastorea» como a Sus ovejas (alegoría que fue usada a menudo por Jesús). Él quiere que nos perfeccionemos, para que lleguemos a ser dignos de enriquecerlo. Esto constituye Su Vida, éste es el propósito de crear mundos materiales. Y Él nunca nos abandonará, no importa si queremos saber de Él o no, si Lo amamos o no, si nos esforzamos por llegar a ser perfectos y unirnos con Él o no.

Acercándose a Él a través de hacer esfuerzos de auto-perfeccionamiento, le trae a uno verdadera Beatitud. Particularmente «agudos» son los primeros contactos con la Conciencia Divina. Períodos más y más largos de estar en Unión con Él traen la Beatitud verdadera aún Más Alta. ¡Éste es el más grande premio por el progreso en el Camino espiritual!.

Pero si no obedecemos Su Voluntad, si andamos en la dirección opuesta, nos condenamos nosotros mismos a sufrimientos. Estos sufrimientos son un «premio» por la desobediencia.

Y la primera cosa que podemos hacer para librarnos de los sufrimientos es arrepentirnos. Pero los neófitos en religión (para quienes Dios no es una Realidad Viviente, sino la abstracción) naturalmente pueden preguntar: ¿Cómo debemos arrepentirnos?.

Por ejemplo, la iglesia católica y la iglesia ortodoxa rusa insisten en que uno puede arrepentirse solamente delante de un sacerdote. Y sólo por medio de él uno puede conseguir una «absolución de los pecados». Peor aun era antes, la iglesia católica ofrecía la «absolución de los pecados» a cambio de unas monedas de oro o vendía la salvación y un lugar en el "paraíso".

Pero la verdad es que no hay ninguna «absolución de pecados» cualquiera que sea. Es un enfoque completamente equivocado del problema. El caso del arrepentimiento tiene que ser considerado más en serio: cómo librarse de los vicios, no cómo pedir perdón. Por consiguiente, el mecanismo de arrepentimiento tiene que ser diferente. El anteriormente expresado rito de la iglesia es apropiado solamente para los niños, principiantes y adultos poco inteligentes.

En algunas iglesias protestantes el trabajo penitente está  mucho mejor organizado. Después de una preparación necesaria, los creyentes se arrepienten ante el Dios Viviente, sin intermediarios. La solemnidad  de la situación y el apoyo de la congregación entera contribuyen a la intensidad de la emoción de arrepentimiento.

Pero no todas las personas tienen acceso a tales comunidades o a consejeros espirituales verdaderamente  sabios que pueden explicar de qué uno tiene que arrepentirse y cómo arrepentirse. Por consiguiente, permítannos discutir el esquema básico del trabajo penitencial independiente.


Editado de : "La enseñanza original de Jesús el Cristo" - Vladimir Antonov