domingo, 25 de noviembre de 2012

¿Donde esta la felicidad?

"La alegría es una fuerza del Alma, es la expresión de la felicidad que sentimos al saber por qué se vive y para qué se vive."
Delia Steinberg Guzmán
Directora Internacional de Nueva Acrópolis.

Si formuláramos seriamente la pregunta ¿qué es la felicidad? Nadie respondería de la misma manera y aún serían muchos los que se quedarían sin saber qué responder.

La felicidad es un estado perfecto que se desea pero que no se puede definir, pues afecta a todos los planos de nuestra expresión humana y al conjunto en su totalidad.

¿Dónde radica la felicidad? ¿En las satisfacciones materiales y sensibles? ¿En los sentimientos? ¿En la tranquilidad psicológica? ¿En una buena suma de conocimientos? ¿En una respetable certeza espiritual? ¿Está en uno solo de ellos o en todos a la vez?

La mayoría de las personas entiende la felicidad de manera algo abstracta, colocándola desde el principio tan lejos y tan alto, que todo esfuerzo por alcanzarla se vuelve inútil.

El problema es evidente: no sabemos en qué consiste la felicidad, pues cada vez que creemos lograrla, advertimos que no llegamos al estado de plenitud que nos habíamos propuesto. Se impone pues revisar nuestras ideas y consiguientes actitudes. Debemos aclarar nuestros objetivos. ¿Qué es la felicidad para cada uno de nosotros? Resulta mucho más útil empezar por cosas sencillas, al alcance de nuestras posibilidades y bien concretas ya sea en el plano físico o espiritual. Preguntarnos si nos gusta pasear, leer, meditar o rezar; al analizar cada cual su esquema personal sabrá descubrir su cuota de felicidad.

Damos algunas pautas para encontrar qué cosa nos gusta verdaderamente:

El cuerpo tiene sus satisfacciones y al contrario de lo que supone, éstas no siempre se hallan en los sentidos.

La psiquis requiere su propia dicha; y al contrario de lo que cree la mayoría, ésta no deriva de sentirse amado o comprendido, sino de saber amar y comprender, incluyéndose uno mismo sin caer en el egoísmo ciego.

La mente no es feliz acumulando conocimientos, sino borrando dudas. Valen más unas pocas ideas que mil conceptos sin relación entre sí y sin practicidad para la vida diaria.

Y el espíritu, aunque no del todo presente y desarrollado, tiene sus metas a las que casi nunca llegamos porque ni siquiera prestamos atención a esa cúspide escondida entre las nubes de la personalidad. Al espíritu le satisfacen los alimentos espirituales y nosotros estamos en condición de poderlos ofrecer con sólo vivir digna y eficazmente un Ideal.

Sabemos que somos felices cuando empezamos a disfrutar de las cosas sencillas, cuando la sonrisa surja fácilmente en nuestros labios, cuando estemos atentos a aprender algo nuevo todos los días y avanzar sin prisa y sin pausa hacia las metas que nos hemos trazado.

Descubrir que somos auténticos seres humanos y no simples accidentes existenciales, descubrir que podemos vivir mucho más allá de nuestras apetencias sensibles; descubrir que podemos dirigir nuestros sentimientos para no herir a los demás y no herirnos a nosotros mismos; descubrir que el mundo está lleno de belleza y armonía aunque no siempre se muestren claramente; todo ello hace brotar una sana alegría interior que podríamos definir con bastante acierto como felicidad.

Evangelio de Tomas - Libro


sábado, 17 de noviembre de 2012

Evangelio de Tomas - Parte IV



32. Dijo Jesús: «Una ciudad que está construida (y) fortificada sobre una alta montaña no puede caer ni pasar inadvertida».

33. Dijo  Jesús:  «Lo  que  escuchas  con  uno  y  otro  oído,  pregónalo  desde  la  cima  de  vuestros tejados; pues nadie enciende una  lámpara y  la coloca bajo el celemín o en otro  lugar escondido, sino que la pone sobre el candelero para que todos los que entran y salen vean su resplandor».

34. Dijo Jesús: «Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo».

35. Dijo Jesús: «No es posible que uno entre en la casa del fuerte y se apodere de ella (o de él) de no ser que logre atarle las manos a éste: entonces sí que saqueará su casa».

36. Dijo Jesús: «No estéis preocupados desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la mañana (pensando) qué vais a poneros».

37. Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo  te nos vas a manifestar y cuándo  te vamos a ver?» Dijo Jesús: «Cuando perdáis (el sentido de) la vergüenza y —cogiendo vuestros vestidos— los pongáis bajo los  talones como niños pequeños y  los pisoteéis, entonces  [veréis] al Hijo del Viviente y no  tendréis
miedo».

38. Dijo  Jesús:  «Muchas  veces  deseasteis  escuchar  estas  palabras  que  os  estoy  diciendo  sin tener  a  vuestra  disposición  alguien  a  quien  oírselas.  Días  llegarán  en  que me  buscaréis  (y)  no me encontraréis».

39. Dijo  Jesús:  «Los  fariseos  y  los  escribas  recibieron  las  llaves  del  conocimiento  y  las  han escondido:  ni  ellos  entraron,  ni  dejaron  entrar  a  los  que  querían. Pero  vosotros  sed  cautos  como  las serpientes y sencillos como las palomas».

40. Dijo Jesús: «Una cepa ha sido plantada al margen del Padre y —como no está firmemente arraigada— será arrancada de cuajo y se malogrará».

41. Jesús dijo: «A quien tiene en su mano se le dará; y a quien nada tiene —aun aquello poco que tiene— se le quitará».

42. Dijo Jesús: «Haceos pasajeros».

43. Le  dijeron  sus  discípulos:  «¿Quién  eres  tú  para  decirnos  estas  cosas?»  [Jesús  respondió]: «Basándoos en  lo que os estoy diciendo, no  sois capaces de entender quién  soy yo; os habéis vuelto como los judíos, ya que éstos aman el árbol y odian su fruto, aman el fruto y odian el árbol».

44. Dijo Jesús: «A quien insulte al Padre, se le perdonará; y a quien insulte al Hijo, (también) se le perdonará. Pero quien insulte al Espíritu Santo no encontrará perdón ni en la tierra ni en el cielo».

45. Dijo Jesús: «No se cosechan uvas de  los zarzales ni se cogen higos de  los espinos,  (pues)
éstos no dan  fruto alguno.  [Un] hombre bueno  saca cosas buenas de su  tesoro; un hombre malo  saca cosas  malas  del  mal  tesoro  que  tiene  en  su  corazón  y  habla  maldades,  pues  de  la  abundancia  del corazón saca él la maldad».

Evangelio de Tomas - Parte III



21. Dijo Mariham a  Jesús: «¿A qué  se parecen  tus discípulos ?» Él  respondió: «Se parecen a unos muchachos  que  se  han  acomodado  en  una  parcela  ajena. Cuando  se  presenten  los  dueños  del terreno  les  dirán: Devolvednos  nuestra  finca. Ellos  se  sienten  desnudos  en  su  presencia  al  tener  que dejarla y devolvérsela». Por eso os digo: «Si el dueño de la casa se entera de que va a venir el ladrón, se pondrá a vigilar antes de que  llegue  y no permitirá que éste penetre  en  la casa de  su propiedad y  se lleve  su  ajuar.  Así,  pues,  vosotros  estad  también  alerta  ante  el  mundo,  ceñid  vuestros  lomos  con fortaleza  para  que  los  ladrones  encuentren  cerrado  el  paso  hasta  vosotros;  pues  (si  no)  darán  con la recompensa   que vosotros  esperáis. ¡Ojalá  surja de  entre vosotros un hombre  sabio que —cuando  la cosecha hubiere madurado— venga rápidamente con la hoz en la mano y la siegue! El que tenga oídos para oír, que oiga».


22.  Jesús  vio  unas  criaturas  que  estaban  siendo  amamantadas  y  dijo  a  sus  discípulos:  «Estas criaturas  a  las  que  están  dando  el  pecho  se  parecen  a  quienes  entran  en  el Reino». Ellos le dijeron:
«¿Podremos nosotros —haciéndonos  pequeños— entrar en el Reino?»  Jesús  les  dijo:  «Cuando seáis
capaces  de  hacer  de  dos  cosas  una,  y  de  configurar  lo  interior  con  lo  exterior,  y  lo  exterior  con  lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera
que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en
lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces podréis
entrar [en el Reino]».

23. Dijo Jesús: «Yo os escogeré uno entre mil y dos entre diez mil; y resultará que ellos quedarán como uno solo».

24.  Dijeron  sus  discípulos:  «Instruyenos  acerca  del  lugar  donde  moras,  pues  sentimos  la necesidad de indagarlo». Díjoles: «El que tenga oídos, que escuche: en el interior de un hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el universo; sin su luz reinan las tinieblas».

25. Dijo Jesús: «Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo».

26. Dijo Jesús: «La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio, no la ves. Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano».

27.  (Dijo  Jesús):  «Si  no os abstenéis del mundo, no encontraréis el Reino; si no hacéis del sábado sábado, no veréis al Padre».

28. Dijo  Jesús: «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios (y) no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no se percatan de que han venido vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez salir de él. Ahora bien: por el momento están ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se arrepentirán».

29. Dijo Jesús: «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu es un prodigio; pero el que
el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es prodigio [de prodigios]. Y yo me maravillo cómo
esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza».

30. Dijo Jesús: «Dondequiera que hubiese tres dioses, dioses son; dondequiera que haya dos o
uno, con él estoy yo».

31. Dijo Jesús: «Ningún profeta es aceptado en su aldea; ningún médico cura a aquellos que le conocen».