domingo, 29 de julio de 2012

La necesidad de una sana tensión interior

Temas relacionados:


Hay una tendencia en nuestra época a considerar las situaciones problemáticas como desgracias. Se cree que la felicidad consiste en no tener ningún problema. La imagen más representativa de lo que llamamos “felicidad” es el descanso, el confort, el no tener que hacer nada.

Pero ¿ese es el objetivo de nuestra existencia: vivir todos los días sin ninguna alteración hasta el final de ella? Lo más seguro es que antes caeríamos en el más profundo tedio, el mismo que nos impulsaría a buscar nuevos horizontes que den sentido a nuestra vida.

La vida está inevitablemente unida a los problemas. No podemos ser felices huyéndoles. Pero ¿son realmente una desgracia? Si no tuviéramos obstáculos ni problemas no sabríamos de qué somos capaces. Gracias a los problemas nos levantamos por encima de nosotros mismos.

Procuremos manejar el estrés manteniendo una sana atención. Así tendremos la serenidad para descubrir nuestras mejores armas y encontrar las soluciones más acertadas.

Siddharta Gautama (Buda), sabio Maestro de Oriente, dejó muy clara esta enseñanza cuando observó que uno de sus discípulos se sometía a extremas privaciones en búsqueda de la santidad. Una mañana se acercó a él y le habló:

-Shravan, he oído que cuando eras un príncipe, antes de la iniciación, solías tocar una veena (una guitarra) y que eras un gran músico. Así que he venido a hacerte una pregunta. Si las cuerdas de la veena están muy flojas, ¿qué sucede?".

Shravan dijo: "Si las cuerdas están muy flojas, no es posible hacer música".

Y entonces Buda dijo: "Y si las cuerdas están muy apretadas, demasiado apretadas, ¿qué pasa entonces?".

Shravan dijo: "Entonces tampoco se puede producir música. Porque se rompen. Las cuerdas deben estar en el medio: ni flojas ni apretadas, sino justo en el medio. Es fácil tocar la veena, pero sólo un maestro puede ajustar estas cuerdas correctamente, en el medio".

Así que Buda dijo: "También en la vida solo hay música cuando las cuerdas no están ni flojas ni apretadas, sino justo en el medio. Así que, Shravan, sé un maestro, y deja que estas cuerdas de la vida estén justo en el medio: en todo. No te vayas a este extremo, no te vayas al otro, permanece justo en el medio".

Por ello, cada circunstancia, por difícil que nos parezca en realidad es un sano ejercicio que la vida nos pone para abrirnos al conocimiento de nuestras posibilidades. Una sana tensión interior nos permite desarrollar acciones de manera equilibrada y evita que nos dejemos atrapar por la ansiedad o el pesimismo que generamos ante la expectativa del futuro. De igual manera, nos impide caer en el otro extremo, la desidia, por la cual esperamos que las cosas se arreglen solas.

No vivamos solo para el trabajo, o no hagamos solo lo mínimo pensando en el momento de diversión. Es muy importante poner energía y dedicación a nuestras actividades, pero sin perder el sano equilibrio de alternarlas con un adecuado descanso y una adecuada reflexión que nos permita vivir en armonía con nosotros mismos y con lo que nos rodea.

"Las situaciones no nos definen, sino nos descubren."


domingo, 1 de julio de 2012

¿Cuál es mi destino?

Temas relacionados:


Vivimos en una época de mucha información. Basta con encender la televisión o ingresar a internet para enterarnos cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente, descubrir nuevas técnicas para estudiar, conocer las últimas tendencias en la moda y hasta conocer el proceso de gestación y nacimiento de un niño.

Sin embargo a veces no nos conformamos con saber cómo nace un niño; también queremos saber para qué nace un niño. No nos conformamos con saber cómo funciona nuestra mente, también queremos saber qué poderes y limitaciones tiene, cómo dominar nuestra imaginación y cómo plasmar nuestros sueños.

Todo lo que existe tiene una razón de ser. El reloj que llevas puesto y los zapatos que usas tienen una finalidad. ¿Y tendrá una razón de ser quien usa esos zapatos? Tu vida, ¿tendrá una finalidad trascendente? Sería ilógico pensar que cosas simples como las mencionadas tengan una razón de ser y que algo tan complejo como el ser humano no la tenga. ¿Alguna vez has escuchado una voz que viene desde lo profundo de tu alma y que pregunta cuál es el sentido de tu vida? ¿Por qué estás aquí?

Estas interrogantes se han presentado en el hombre desde siempre y en todas las civilizaciones. En las culturas clásicas como Grecia y Roma se referían a este sentido de la vida como Destino. La palabra Destino proviene del latín “destinare” que significa hacer puntería; y Destino se refiere al blanco, es decir, al objeto situado lejos para practicar tiro con el arco y la flecha. De tal modo que si queremos conocer y alcanzar el sentido de nuestra vida, podemos compararlo con la práctica de tiro con arco y flecha, y seguir estos pasos:

Ver el blanco: Ver el destino

Para emprender un viaje primero tenemos que decidir a dónde queremos ir. Si no tenemos claro nuestro destino, nada de lo que realicemos tendrá un sentido. Si no sabemos quiénes queremos llegar a ser, o qué esperamos de nuestras vidas, ¿cómo podríamos lograrlo?

Se dice que cuando un hombre se pierde en el desierto y no tiene ningún punto de referencia del cual guiarse, tiende a dar vueltas en círculos. ¿Cuántas veces nos hemos sentido así? Sin rumbo ni punto de referencia hacia el cual dirigirnos, hemos dado vueltas sobre lo mismo, haciendo infinidad de actividades, pero siempre lo mismo, siempre en círculo. Y caemos en una agobiadora rutina en la que cada día, cada semana y cada año es igual al anterior.

El sentido de la vida no consiste solo en estudiar, trabajar y divertirse. El sentido de la vida del ser humano consiste en descubrir esas misteriosas respuestas que le permitan conocerse a sí mismo, comprender la vida, realizarse plenamente y alcanzar su destino. Ser un buscador de estas respuestas es ser filósofo, pues "filosofía" significa "amor" (filo) a la "sabiduría" (sophia). Por lo tanto, la filosofía busca responder estas inquietudes existenciales que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido.

Para descubrir nuestro destino nos servirá tener una visión filosófica de la vida.

Aprender la técnica: Aprender a encontrar la sabiduría.


Si queremos aprender a dar en el blanco con el arco y la flecha, debemos conseguir a un maestro que nos enseñe. De igual modo, si queremos encontrar respuestas acercándonos a la sabiduría, tendríamos que buscar a alguien que la haya encontrado antes o que se haya acercado a ella un poco más que nosotros. La filosofía clásica nos acercará a las enseñanzas de grandes civilizaciones y hombres sabios que encontraron estas respuestas. Ellos lograron aplicarlas a sus vidas, reflejando la verdadera sabiduría, que es la coherencia entre la reflexión y la acción en la vida práctica.

En la antigua India, por ejemplo, se enseñaba que la vida está regida por 7 leyes universales y que una de ellas era la llamada “Dharma” (que significa “camino o sendero”). Según esta ley, todo en el universo está recorriendo un camino, avanzando de un punto a otro en vía de perfeccionamiento: todo está en evolución.

"¿Qué significa para el hombre alcanzar su punto más alto de perfeccionamiento? ¿Está solo en relación a sus capacidades intelectuales, o también a las emocionales, sociales, morales y espirituales? ¿En qué punto de este camino me encuentro? ¿Cómo lograrlo?" son algunas preguntas que responde la filosofía.

Fortaleza para tensar y mantener el arco: Fortaleza para mantenernos en nuestro destino.

Avanzar por un camino de perfeccionamiento o ser un hombre mejor es un propósito que todos pueden tener, pero que no todos pueden lograr. Conocimiento, voluntad, fortaleza y perseverancia, son poderes que tendremos que ir desarrollando para alcanzar nuestro destino.