domingo, 1 de julio de 2012

¿Cuál es mi destino?

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Vivimos en una época de mucha información. Basta con encender la televisión o ingresar a internet para enterarnos cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente, descubrir nuevas técnicas para estudiar, conocer las últimas tendencias en la moda y hasta conocer el proceso de gestación y nacimiento de un niño.

Sin embargo a veces no nos conformamos con saber cómo nace un niño; también queremos saber para qué nace un niño. No nos conformamos con saber cómo funciona nuestra mente, también queremos saber qué poderes y limitaciones tiene, cómo dominar nuestra imaginación y cómo plasmar nuestros sueños.

Todo lo que existe tiene una razón de ser. El reloj que llevas puesto y los zapatos que usas tienen una finalidad. ¿Y tendrá una razón de ser quien usa esos zapatos? Tu vida, ¿tendrá una finalidad trascendente? Sería ilógico pensar que cosas simples como las mencionadas tengan una razón de ser y que algo tan complejo como el ser humano no la tenga. ¿Alguna vez has escuchado una voz que viene desde lo profundo de tu alma y que pregunta cuál es el sentido de tu vida? ¿Por qué estás aquí?

Estas interrogantes se han presentado en el hombre desde siempre y en todas las civilizaciones. En las culturas clásicas como Grecia y Roma se referían a este sentido de la vida como Destino. La palabra Destino proviene del latín “destinare” que significa hacer puntería; y Destino se refiere al blanco, es decir, al objeto situado lejos para practicar tiro con el arco y la flecha. De tal modo que si queremos conocer y alcanzar el sentido de nuestra vida, podemos compararlo con la práctica de tiro con arco y flecha, y seguir estos pasos:

Ver el blanco: Ver el destino

Para emprender un viaje primero tenemos que decidir a dónde queremos ir. Si no tenemos claro nuestro destino, nada de lo que realicemos tendrá un sentido. Si no sabemos quiénes queremos llegar a ser, o qué esperamos de nuestras vidas, ¿cómo podríamos lograrlo?

Se dice que cuando un hombre se pierde en el desierto y no tiene ningún punto de referencia del cual guiarse, tiende a dar vueltas en círculos. ¿Cuántas veces nos hemos sentido así? Sin rumbo ni punto de referencia hacia el cual dirigirnos, hemos dado vueltas sobre lo mismo, haciendo infinidad de actividades, pero siempre lo mismo, siempre en círculo. Y caemos en una agobiadora rutina en la que cada día, cada semana y cada año es igual al anterior.

El sentido de la vida no consiste solo en estudiar, trabajar y divertirse. El sentido de la vida del ser humano consiste en descubrir esas misteriosas respuestas que le permitan conocerse a sí mismo, comprender la vida, realizarse plenamente y alcanzar su destino. Ser un buscador de estas respuestas es ser filósofo, pues "filosofía" significa "amor" (filo) a la "sabiduría" (sophia). Por lo tanto, la filosofía busca responder estas inquietudes existenciales que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido.

Para descubrir nuestro destino nos servirá tener una visión filosófica de la vida.

Aprender la técnica: Aprender a encontrar la sabiduría.


Si queremos aprender a dar en el blanco con el arco y la flecha, debemos conseguir a un maestro que nos enseñe. De igual modo, si queremos encontrar respuestas acercándonos a la sabiduría, tendríamos que buscar a alguien que la haya encontrado antes o que se haya acercado a ella un poco más que nosotros. La filosofía clásica nos acercará a las enseñanzas de grandes civilizaciones y hombres sabios que encontraron estas respuestas. Ellos lograron aplicarlas a sus vidas, reflejando la verdadera sabiduría, que es la coherencia entre la reflexión y la acción en la vida práctica.

En la antigua India, por ejemplo, se enseñaba que la vida está regida por 7 leyes universales y que una de ellas era la llamada “Dharma” (que significa “camino o sendero”). Según esta ley, todo en el universo está recorriendo un camino, avanzando de un punto a otro en vía de perfeccionamiento: todo está en evolución.

"¿Qué significa para el hombre alcanzar su punto más alto de perfeccionamiento? ¿Está solo en relación a sus capacidades intelectuales, o también a las emocionales, sociales, morales y espirituales? ¿En qué punto de este camino me encuentro? ¿Cómo lograrlo?" son algunas preguntas que responde la filosofía.

Fortaleza para tensar y mantener el arco: Fortaleza para mantenernos en nuestro destino.

Avanzar por un camino de perfeccionamiento o ser un hombre mejor es un propósito que todos pueden tener, pero que no todos pueden lograr. Conocimiento, voluntad, fortaleza y perseverancia, son poderes que tendremos que ir desarrollando para alcanzar nuestro destino.

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