martes, 24 de septiembre de 2013

¿Qué es la Felicidad?

No se puede definir con exactitud, pero seria como aquel estado "perfecto" que la mayoría desea. Se percibe de diferentes maneras puesto que cada persona no solo tiene una forma única de ver el mundo, sino que las experiencias obtenidas por cada una de ellas es completamente diferente. Así que más que buscar los pasos exactos para ser feliz, hay que aprender a ser conscientes de aquello que estamos haciendo que nos aleja de ella y dejar de hacerlo.

Para empezar debemos tener en cuenta que la sociedad actual, infestada de publicidad materialista y deudas, novelas e infidelidades, música absurda y logofobia, noticias negativas e ignorancia, logra que la mayoría de las personas comparta la equivocada idea de que la felicidad se encuentra tan lejos que todo esfuerzo posible sería inútil. La realidad es completamente diferente y hay un viejo cuento que describe algo similiar:



Un error muy común es esperar algo más, pues cada vez que creemos lograr la felicidad advertimos que no llegamos al estado de plenitud que nos habíamos propuesto. O lo que conseguimos nos parece poco, o nos parece opaco, o carente del atractivo que tenía cuando vivía en el plano de la imaginación. La solución tampoco es el conformismo porque una cosa es ser realista ante las situaciones y otra ahogarse en un defecto.

"Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, por eso ámala, sé feliz y siempre sonríe, sólo vive intensamente. Antes de hablar, escucha. Antes de escribir, piensa. Antes de herir, siente. Antes de rendirte, intenta. Antes de morir, vive."
William Shakespeare

Otra situación ocurre cuando no reflexionamos sobre lo vivido o no queremos buscar nuestra propia verdad y sobre-estimamos el valor de las opiniones ajenas. Nuestra familia nos dice algo, los profesores, las amistades, la radio, la televisión, el twitter, el facebook, etc y terminamos sin saber ni siquiera para que somos buenos.
¿En dónde radica la felicidad? ¿En las satisfacciones materiales y sensibles? ¿En los sentimientos? ¿En la tranquilidad psicológica? ¿En una buena suma de conocimientos? ¿En la religión local? ¿En una respetable certeza espiritual? ¿Cuál de los niveles de conciencia humanos es el depositario de felicidad? ¿Está en uno sólo de ellos o en todos a la vez? Y en este último caso, ¿cómo satisfacer a todos al mismo tiempo cuando sus necesidades sueles resultar contradictorias? ¿En Dios? ¿En el Dinero? ¿En la ciencia?
¿Dónde está la felicidad? Analice cada cual su esquema personal y sabrá descubrir su cuota de felicidad. El cuerpo tiene sus satisfacciones y, al contrario de los que supone tanta gente, no siempre se hallan en la saturación de los sentidos. La psiquis requiere su propia dicha y, al contrario de lo que supone tanta gente, ésta no deriva de sentirse amado y comprendido, sino de saber amar y comprender, incluyéndose a uno mismo sin caer en el egoísmo ciego. La mente no es feliz acumulando conocimientos sino borrando dudas: valen más unas pocas ideas bien asentadas que mil conceptos sin relacionar entre sí y sin practicidad para la vida diaria.

Un espíritu sereno y abierto a la evolución ayuda más que ninguna otra cosa a conseguir la felicidad intelectual, emocional y material. Descubrir que somos auténticos seres humanos y no simples accidentes existenciales; descubrir que podemos vivir más allá de nuestras apetencias sensibles; descubrir que podemos vivir más allá de nuestras apetencias sensibles; descubrir que podemos dirigir nuestros sentimientos para no herir a los demás y no herirnos a nosotros mismos; descubrir que el mundo está lleno de belleza y armonía aunque no siempre interior que podríamos definir con bastante acierto como felicidad.

Sabremos que somos felices cuando empecemos a disfrutar con las cosas sencillas, cuando la sonrisa surja fácilmente en nuestros labios, cuando estemos atentos a aprender algo nuevo todos los días y avanzar sin prisa y sin pausa hacia las metas que nos hemos trazado. Imaginar sin fantasía, soñar con sentido práctico, lanzarse a la aventura con riesgos calculados, amar sin desconfianza, son los exponentes de una felicidad bien asentada.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Mi amor, mi equipo

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Generalmente hablamos de las parejas y de las dificultades que surgen al rededor de ellas. También hablamos de la importancia de la pareja en tanto padres de sus hijos y de la institución del matrimonio. Pero tenemos dificultad para hablar y pensar del papel fundamental que tiene una pareja en nuestro desarrollo personal y en el gran motor e impulso que puede ser para uno.

La pareja saludable no solo es una persona que llena nuestro corazón y nuestras necesidades de afecto, sino que también puede ser un gran estímulo para nuestro desarrollo intelectual y profesional. Ellos y ellas aún siendo diferentes en la carrera que tienen pueden ser personas que estén motivándonos todo el tiempo a través de su actitud y del cuidado y respeto que tienen hacia nuestros intereses.

La relación de pareja está basado entre otras cosas en la amistad, claro que teñida de Eros, pero también con una gran cuota de amistad, capacidad para ayudar y estimular a quien amas. La complicidad de la pareja saludable debe ser inteligente, ni uno ni un tercero es lastimado, no se pierden las virtudes ni la verdad o la dignidad. Tu pareja debe se destacar tus virtudes, alimentar tus sueños, apoyar tus proyectos y descubrir tus defectos.

Las parejas que se llenan mutuamente y se apoyan en sus problemas, y deberían ser capaces de diferenciar lo que es el espacio mutuo y de pareja de lo que es el espacio personal, y como enriqueciendo este espacio se nutre la propia pareja. Cuando las personas que se aman se vuelven cómplices amorosos que son capaces de ayudarse a soñar con el proyecto de su pareja, entonces llega una vitalidad que no se agota nunca.

«Respétenla, protéjanla. Actuando así, ganarán su amor (…) y encontrarán el favor ante la vista de Dios(…). Amen a sus esposas y respétenlas; porque ellas serán madres mañana, y más tarde las antecesoras de toda generación.

Sean indulgentes hacia la mujer. Su amor ennoblece al hombre, ablanda su corazón endurecido, doma al bruto y hace de él un cordero.

La esposa y la madre son los tesoros inapreciables dados a ustedes por Dios. Ellas son los ornamentos más hermosos de la existencia, y de ellas nacen todos los habitantes del mundo.

Así como Dios (…) separó la luz de la oscuridad y la tierra de las aguas, la mujer posee la facultad divina de separar en un hombre las intenciones buenas de los pensamientos malos.

Por lo tanto, Yo les digo, después de Dios sus mejores pensamientos deben pertenecer a las mujeres y a las esposas; la mujer para ustedes es el templo divino donde obtendrán fácilmente la felicidad y vino donde obtendrán fácilmente la felicidad perfecta.

Saquen de este templo la fuerza moral. Aquí ustedes se olvidarán de sus dolores y de sus fracasos, y recuperarán la energía perdida, necesaria para permitirles ayudar a su próximo.

No la expongan a la humillación. Actuando así, se humillarán y perderán el sentimiento de amor sin el cual nada existe aquí abajo en la Tierra.

Protejan a su esposa, para que ella pueda protegerlos a ustedes y a toda su familia. Todo lo que ustedes hagan por su esposa, su madre, por una viuda u otra mujer en aflicción, ustedes lo habrán hecho a su Dios.»

La Vida de San Issa, 12:13-21.

Por el contrario si la pareja entra en competencia con las habilidades, las destrezas y los sueños de la persona con la que esta, entonces se entra en un terreno peligroso puesto que se va rompiendo el vínculo. Cuando no hay un compromiso real y mucho menos madurez pueden pasar dos cosas, o la pareja se somete y esto termina destruyendo la relación o la pareja decide llevar sus sueños “fuera” del vínculo, fuera de la pareja u empieza a crearse verdaderos abismos que con el tiempo puede degenerarse en desconfianza o infidelidad.

Es sumamente importante que las parejas se admiren y respeten, sin caer en la idealización, pero si poder admirar el trabajo que realiza quien amas y poder apoyarlo y acompañarlo. Pero esto de ida y vuelta. No vale con decir “yo te apoyo” y una de las partes de la pareja se queda en silencio, sintiendo “que el otro avanza y uno no”, esta formula es un “falso apoyo” del que luego se pasará factura.

Tu pareja es la persona que más amas, pero a veces puedes ser poco paciente, poco comprensivo y mostrar poco interés por lo que hace realmente y por lo que aspira. El aprecio por lo que hace y construye es parte de la intimidad. Sé flexible y amoroso con tu pareja cuando ella o él confrontan dilemas en su vida, en su trabajo, en los caminos de su realización personal.

Es importante que puedas imaginarte cómo crees que tu pareja se podría sentir más apoyada por ti en su desarrollo personal, y en los proyectos conjuntos, y trata de actuar así.

Apoyar no significa ser invasivo.

"Un hombre que va a la Perfección tiene que completarse con lo femenino, con lo mejor de lo que las mejores mujeres poseen. Una mujer que va a la Perfección tiene que completarse con lo masculino, con lo mejor de lo que los mejores hombres poseen. Como resultado, tanto el hombre como la mujer se olvidan del sexo de sus cuerpos actuales y llegan a ser pura conciencia que aspira a unirse con la Conciencia del Creador."