martes, 23 de noviembre de 2010

Amor y Sexo

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Nosotros ya hemos hablado sobre las diferencias entre las personas dependiendo de su edad psicogenética y el avance en el desarrollo evolutivo. Ahora prestemos atención al hecho que las personas de gunas diferentes no sólo se comportan diferentemente en la práctica religiosa o en actitud hacia los Mensajeros de Dios, sino que también en las relaciones entre sí, en particular, en las relaciones sexuales. Para las personas de gunas diferentes y para aquellos que están por encima de las gunas el sexo es muy diferente.

En  el  caso  de  las  personas  en  la  guna  tamas,  el sexo  es  egoísta  y  tosco,  como  las  personas  mismas. Ellos  se  inclinan  a  las  emociones  de  condenación  y odio; así pueden odiar el sexo así como a sus compañeros. Pero, siendo arrastrados por la pasión, pueden continuar «usando» a otras personas para satisfacerse.

Son las personas de esta guna, las que condenan y odian el sexo en otras personas. Ellos están  listos para «lapidar» por el sexo, aunque se permiten el sexo para ellos. 

Las personas de  la guna  tamas no pueden entender que el sexo de otras personas puede ser muy diferente:  no  como  un  medio  para  satisfacer  su  pasión animal primitiva  (llamada atracción  sexual en el  idioma  científico),  sino  como  un  medio  para  expresar  el amor que  tiene  la belleza de darse uno mismo al otro, buscando y encontrando la armonía mutua, la armonía de la unión de las conciencias, amándose el uno al otro. En el amor  sexual de  la guna  sattva  las personas  realmente  pueden  aprender  a  unir  las  conciencias  en  el amor, con el fin de que, habiéndolo aprendido, unir las conciencias  con  la Conciencia del amado Padre Celestial.

¿Pero quién es capaz de tal amor? Sólo las personas del sattva. ¿Y hay un criterio claro acerca de quiénes  son  las  personas  de  sattva?  Lo  hay:  son  aquellas que han dominado  el  amor  cordial,  es decir,  las  emociones  del  corazón  espiritual  «abierto».  Sin  embargo, tales personas son muy pocas. 

De  lo  antedicho  se  puede  ver  que  para  algunas personas el sexo es una manera de entrar más profundo en  el  tamas,  y  cada  nuevo  acto  sexual  para  ellos  es realmente  otro  paso  del  camino  al  infierno.  Aunque, para  otros  el  sexo  es  un medio  para  establecer  en  sí mismos  la  armonía,  la  sutileza,  la  pureza,  el  amor emocional,  la  habilidad  de  cuidar  del  otro,  el entrenamiento  para  unir  la  conciencia  en  los  abrazos de  amor,  los  estudios  en  la  escuela  de  Dios,  en  el Camino a la Unión con Él. 

Por eso,  Jesús dio  recomendaciones directamente opuestas  con  respecto  al  sexo  a diferentes personas:  a algunos recomendó restringir su sexualidad, mientras a otros predicó lo opuesto.

Veámoslo en los ejemplos: 

«Han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer con codicia ya cometió adulterio con ella (…)»
Mateo 5:27-28 

«(…)  Quien  se  case  con  la  repudiada,  comete adulterio» 
Mateo 5:32 


Ahora,  continuemos  con  el  episodio  de  María Magdalena,  narrado  por  ella,  sobre  ella,  cuando  se  la culpó de  adulterio y  se  la  trajo para que  Jesús  la  juzgue: 

«Ellos me  tomaron  y  quisieron  apedrearme.  Yo, pecadora, amé a un hombre que estaba casado y  tenía tres niños. Los parientes de su esposa me  trajeron a  la plaza y empezaron a gritar con voz fuerte: ¡Matemos a la adúltera! ¡Ella profanó la ley!”. 

Entonces  (…) el Cristo  les dijo: “¡Aquel que está sin un pecado, tire la primera piedra!”. Y (Él) (…) hizo dispersar a la muchedumbre. 

Después Él se acercó y se arrodilló ante mí. 
(…) Yo estaba roja de vergüenza y tuve miedo. Lo sublime estaba sucediendo en el alma. Yo caí en la tierra y lloré. Él acarició mi pelo y dijo: 
—Mi estimada hermana,  ten valor para escucharme. Mucho mal existe en esta Tierra; muchas mentiras han  sido dichas por el malvado. Olvídate de que eres una  pecadora  y  dime  ¿tu  corazón  está  vivo  cuando amas? 
—¡Lo está, Señor! Cuando no amo está muerto.
—Entonces  ama,  hermana  Celestial,  y  ya  no  peques más,  pensando  que  tú  eres  una  pecadora»
Preguntas de María, 20-27

«Muchos  “virtuosos”  odian  y  condenan.  Pero  Yo les digo:  la adúltera que no odia  será mejor en el Día del  Juicio, que el “virtuoso” que  condena.»
Preguntas de María, 13-15 

Jesús también le dijo a María una regla importante de  las  relaciones  sexuales entre  las personas espiritualmente avanzadas: sus relaciones  tienen que ser un secreto entre ellas y Dios. En otras palabras, sólo Dios tiene que ser el Testigo y Guía de su amor. 

«Si un matrimonio está abierto al público,  se  vuelve  prostitución  (…)» 
El  Evangelio  de Felipe, 122. 

María  Magdalena  llegó  a  ser  una  discípula  de Jesús  y  se  unió  a  Su  grupo.  Hay  una  descripción importante de sus relaciones con Jesús: 

«(…) La compañera del Salvador es María Magdalena. Él la amó más que a todos los discípulos y la besaba a menudo en su boca. El resto de los discípulos lo vio y Le preguntó:  "¿Por qué  la amas más que a  todos nosotros?”. El Salvador  les  contestó:  “¿Por qué no  les amo  a ustedes  como  a  ella?”»
El Evangelio  de  Felipe, 55. 


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