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Aquellos que miran con desdén al sexo opuesto en la próxima encarnación conseguirán un cuerpo de ese sexo ciertamente y encarnarán en el ambiente social que los hará experimentar totalmente el mismo desdén a ellos mismos.
Es lo mismo con el factor nacional, confesional, con el problema de «las minorías sexuales»: el que despreció u odió a las personas, porque ellos no son «como yo», «como nosotros» serán enseñados por Dios a ser compasivos al dolor de los otros a través de su propio dolor. Éste es uno de los métodos usuales de Dios para guiarnos.
Es por esta razón que Él crea cuerpos de varias «minorías»: para que encarnen en éstos los pecadores que detestaron a estas «minorías».
Nuestra tarea es aprender a no subdividir a las personas en «nosotros» y «forasteros» por cualquier rasgo. «Todos somos hijos de Dios», esto es lo que Dios nos enseña.
«(…) No hay ninguna diferencia entre judío y griego, porque el mismo Señor es el Señor de todos los que Le invocan»
(Romanos 10:12).
Lo mismo sucede con cualquier rasgo de apariencia humana externa. Lo que es importante para evaluar a las personas son sus gunas. Hay que amar a todos, aunque diferentemente: algunos, con amor-devoción y respeto, a otros, como amamos a los niños o a los amigos y a otros, con amor-compasión. ¡Pero nunca se debe odiar o mostrar desdén hacia nadie!
«Así el discípulo de Dios: si es sabio, él comprende los principios del aprendizaje. Las formas corporales no lo engañarán, sino que él mirará a la condición del alma de cada uno, (cuando) hable con él. Hay muchos animales en el mundo que tienen forma (corporal) humana. Cuando los identifique, a los cerdos él les echará bellotas, al ganado le echará cebada, paja y heno; a los perros echará huesos, a los esclavos les dará brotes, y a los niños les dará lo perfecto»
(El Evangelio de Felipe, 119.)
Editado de :"La enseñanza original de Jesús el Cristo" - Vladimir Antonov
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