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En el Evangelio de Felipe las dimensiones espaciales son llamadas en griego eones. Es imposible explicar totalmente con palabras la naturaleza de una estructura multidimensional como la Tierra, por ejemplo. Uno sólo puede decir que, en la profundidad debajo de cada objeto material, hay estratos de luz, cada vez más sutil, pura y lúcida. Estos estratos sólo pueden ser conocidos con la ayuda de métodos especiales de desarrollo de la conciencia. Éste es el Camino del refinamiento gradual de la conciencia, de su «fortalecimiento» y «cristalización», en cada uno de los niveles logrados. Éste es el Camino a la cognición del Creador.
¿Dónde vive Dios? ¿Dónde uno puede encontrarlo?
Una mayoría aplastante de las personas, involucradas en formas primitivas de religión, contestaría esta pregunta, señalando hacia el cielo, asimismo ellos levantan sus ojos y manos cuando están orando.
¿De dónde nace la creencia de que Dios está arriba?
Quizá la razón sea que en la superficie de la Tierra uno ve sufrimiento y tentaciones, pero allá, en el cielo, hay las nubes tranquilas en la lejanía azul interminable, la caricia del Sol, el misterio de la Luna y las estrellas distantes.
Pero Jesús el Cristo dijo:
« Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma ».
El Evangelio de Tomás, 3
« (…); porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros ».
Lucas 17:21
Nosotros ya hemos discutido la naturaleza multidimensional de la Creación. Todas las dimensiones espaciales existen directamente aquí, en la profundidad multidimensional debajo de cualquier objeto material ya sea una piedra o un árbol o nuestro planeta o un cuerpo humano. Es lo mismo con cualquier volumen donde no hay ningún objeto denso, sino aire. Esto es lo que quiere decir «dentro y fuera de nosotros».
« Oh! Hombre, conócete a tu mismo y conocerás al Universo ».
Oráculo de Delphos
Así, para encontrar la Morada del Creador, uno tiene que dirigir la búsqueda no arriba, sino en lo profundo de uno mismo; al principio, dentro del propio cuerpo, transformando la esfera emocional: renunciando a estados emocionales groseros (en primer lugar, las varias formas de enojo, envidia, celos, etc.) y cultivando los estados refinados (en primer lugar, todos los tipos de amor emocional: la ternura, la caricia, la habilidad de admirar la belleza y armonizarse con ella, etc.).
« ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? ».
1 Corintios 3:16
« ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que nos sois vuestros? ».
1 Corintios 6:19
El organismo debe hacerse muy puro. Y habiéndose purificado a sí mismo de esta manera, un adepto espiritual adquiere la habilidad para ver la Conciencia Divina, para ver no con los ojos físicos, sino con la vista de la conciencia.
De esto Jesús el Cristo dijo:
«Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios»
Mateo 5:8
«Entren en su templo, en su corazón, ilumínenlo con los buenos pensamientos, la paciencia y la confianza inamovible que ustedes deben tener en su Padre»
La Vida de San Issa, 9:12
Ahora volvamos al asunto formulado en el título de este capítulo: el Cielo y el cielo. No es por casualidad que en algunos idiomas existan dos palabras diferentes (por ejemplo: sky y Heaven en inglés; nebo y Nevesa en ruso) que indican dos nociones diferentes. El asignar el mismo significado a ambos es un mal entendido, causado por la ignorancia religiosa.
Los Cielos (Heavens) son los eones más sutiles. Aunque estos eones están presentes en todas partes —sobre nosotros también— no sirve de nada buscarlos, escudriñando arriba, incluso volando hasta allí. Dios en el aspecto del Creador y del Espíritu Santo está presente en las dimensiones espaciales más sutiles las que no pueden percibirse con ojos físicos. Uno sólo puede verlo después de refinarse a sí mismo (como una conciencia) al nivel de sutileza del Creador; verlo no con los ojos del cuerpo, sino con la visión de la conciencia.
«No todo el que Me dice: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre Que está en los Cielos»
Mateo 7:21.
Tienen que entender también que la traducción del Nuevo Testamento está muy lejos de ser perfecta. El significado profundo de algunas declaraciones de Jesús fue «cortado» por traductores que eran incapaces de entender Sus ideas. Y esto sin contar los diferentes puntos de vista que pudieron haber tenido cada traductor en las distintas edades y situaciones en que fue traducida.
«Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y ancho es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ésta. Porque angosta es la puerta y estrecho es el camino que lleva a la (Verdadera) Vida, y pocos son los que la encuentran»
Mateo 7:13-14
«(…) El que busca, encontrará, y al que llama, se le abrirá»
El Evangelio de Tomás, 94.
La palabra Cielo hace referencia a un nivel superior, pero no necesariamente se refiere a la altura o a un aspecto geográfico (este entendimiento es superficial, materialista). Si estamos hablando de la Morada del Creador o del Plano Espiritual, la palabra Cielo toma un significado más profundo, haciendo la referencia a planos Dimensionales Superiores, donde el nivel de las vibraciones de las cosas (o de lo que haya) es tan alto que no son posibles de ver ni de explicar, al menos no con estos ojos y este cuerpo limitado a pensar y expresarse en un plano de tres dimensiones.
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