domingo, 8 de enero de 2012

Autoestima. Sólo yo decido en cada momento

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La autoestima.

La autoestima funciona como moderador de los pensamientos y sentimientos nocivos del ser. Es como un antídoto que entra a funcionar en los precisos momentos en que el ser siente que se está lastimando. La autoestima puede ser cultivada mediante frases positivas y observaciones directas sobre aquellos rasgos de nuestra propia conducta, que son positivos o apreciados por los demás; si estos hechos son guardados celosamente y recordados frecuentemente, la autoestima de una persona se incrementará y servirá como un depósito de energía, disponible para todos aquellos momentos en que la mente y las emociones se descontrolen y empiecen a lastimar al ser.

"¿Como puedes estimar el valor de algo que no conoces? ¿Como tener autoestima si no te conoces? ¿Autoestima? Primero conócete a ti mismo"

Los estados de baja energía son aquellos en que la persona necesita de estímulos externos para restablecer su equilibrio. La irritabilidad, los miedos, las angustias, o cualquier otro estado psicológico, que afecte la integridad psicológica del ser, son los estados a los que me estoy refiriendo. Estos se producen cuando una persona recibe un estímulo externo o interno y carece de la suficiente autoestima, que le permita detener a tiempo la generación descontrolada de pensamientos y emociones, que se traducen en los estados antes mencionados.

Los pensamientos y las emociones son influenciados por lo externo.

Una persona insensible puede, tal vez ignorarlos, pero la mayoría de los seres humanos dan cabida a todos esos comentarios y estímulos, y por los mismos, se sumergen en torbellinos de pensamientos y emociones negativas que consumen, de una manera lamentable, las reservas de energía que cada uno acumula a lo largo de su vida. De esto resulta, que las emociones y los pensamientos son manipulados por las influencias externas, sin el más mínimo control de la voluntad del ser. Cuando decimos: “sólo yo decido qué hacer en este momento”, reafirmamos la integridad como persona, cortamos la influencia proveniente del exterior y, en este momento, se toma el control de los pensamientos y las emociones.

"Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles,
que vienen a herir el oído: Que no te turben ni tampoco
te vuelvas para no oírlas. Cuando oigas una mentira,
sopórtalo con calma.

Pero lo que ahora voy a decirte es preciso que lo cumplas siempre:
Que nadie, por sus dichos o por sus actos, te conmueva para que hagas o digas
nada que no sea lo mejor para ti.

Reflexiona antes de obrar para no cometer tonterías:
Obrar y hablar sin discernimiento es de pobres gentes.
Tú en cambio siempre harás lo que no pueda dañarte."
Pitágoras

Tomar conciencia de los estímulos manipuladores.

Si se mantiene uno atento, a la caza, de todos esos estímulos que nos dicen cómo debemos actuar, sentir o pensar, estaremos descubriendo una increíble cantidad de estímulos manipuladores que recibimos a cada momento. El tomar conciencia de todos estos factores, permitirá al ser humano establecer nuevos horizontes en su vida, adquirirá mayor independencia y podrá alcanzar niveles más altos de armonía en su vida personal. Recordemos que la vida es una escuela y que mientras más decisiones tomemos, más experiencias aprenderemos, mientras que, si copiamos o hacemos caso de los estímulos externos, o de lo que otras personas hacen, nunca estaremos aprendiendo de lo que somos capaces de hacer.

El más grande de los peligros en la vida es el no arriesgarse a nada.
La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, es nada.
Puede evitar sufrir y penar, pero no puede aprender, sentir, cambiar, crecer o amar.
Es un esclavo encadenado por sus incertidumbres. Solo la persona que toma riesgo es libre.

Sólo yo decido qué es lo que tengo o debo hacer en este momento.

Todas las personas se ven influenciadas por las condiciones externas en sus decisiones de qué es lo que deben hacer en determinado momento, los estímulos provenientes de nuestros familiares o amigos siempre son en el sentido de “deberías hacer tal o cual cosa”, frecuentemente se insiste en que la persona debería mortificarse, preocuparse, angustiarse o arrepentirse de cualquier cosa pasada o futura, esos continuos estímulos representan virus psicológicos que promueven estados de baja energía en el ser.

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