- Somos lo que hacemos, no lo que decimos
- Arrepentimiento
- Ley de acción y consecuencia
- El Dolor Vehículo de Conciencia
"Lo hare mañana". En algún momento de nuestra vida esta es la frase que mencionamos al encontrarnos frente a algún quehacer o decisión que nos resulta difícil. Y es que la postergación es un terrible mal común que impide el cumplimiento eficaz de los objetivos que nos proponemos, ya sea ser un buen profesional, estudiante, pareja, cantante, etc. y que altera permanentemente la programación de nuestro tiempo. Gracias a esta forma de proceder, muchas veces terminamos “apagando incendios” o haciendo las cosas a última hora. Tenemos que tener en cuenta que no hay nada como el tiempo para arreglar las cosas y que la actitud de buscar ser mejor, desarrollar virtudes y aceptar nuestras responsabilidades resulta la solución.
Posponer una acción promete aparentes beneficios a corto plazo; sin embargo, tiene como consecuencias: el famoso “estrés del último minuto”, la pérdida de importantes oportunidades, la realización de un desempeño mediocre y, debido a todo esto, sentir un gran malestar emocional que nos deja con la amarga sensación de que “hubiera podido salir mejor”, que con las reincidencias se convierte en "no lo haré bien", "no sé que sera de mí", "soy un fracaso en la vida" o "quiero morirme".
La postergación sigue una secuencia característica: se inicia con la toma de decisiones para realizar una tarea determinada con expectativa de buenos resultados; se establece una fecha de inicio y se dilata el momento propuesto para empezar. La diferencia entre el deseo y la demora en actuar produce autorreproches y arrepentimiento. No obstante, se sigue postergando y se intenta terminar la tarea faltando poco tiempo para que venza el plazo. Con frecuencia, se termina después o nunca se termina, lo cual hace que nos quedemos con una sensación de derrota.
Así se van acumulando derrotas, haciéndose cada vez más grandes y pesadas, tornándose en frustraciones y degenerando más tarde en un terrible sentimiento de apatía ante la vida, ya que realmente nunca se hacen las cosas bien. Todo esto indica que nuestra voluntad ha sido mellada. Y sin la fuerza de nuestra voluntad, no podemos alcanzar grandes objetivos, ni en lo material, ni en lo espiritual.
He aquí la importancia de organizarnos y de esforzarnos por llevar a cabo de manera oportuna todas las metas que nos proponemos. No solo para cumplir o quedar bien con los demás, sino para afianzar nuestro compromiso de ser mejores en los pequeños y grandes retos que nos presenta la vida. Así podremos forjar en nuestro interior un gran poder, el poder de la Voluntad.
Cuántas veces hemos postergado la investigación de un tema que nos interesa, la práctica de una afición, el momento de aprender un curso o de revisar nuestra vida para evaluar su rumbo.
"Todo sucede por algo, si estas aqui es porque ya es momento de dejar los remordimientos. Tus experiencias negativas ahora te serviran para que puedas conducirte por el sendero correcto, descubrir lo importante que eres y lo más importante: ayudar a las demás a no cometer los mismos errores."
La Organización Filosófica Nueva Acrópolis en Perú te invita a dejar de postergar el momento de conocerte mejor a ti mismo. En el curso de “Filosofía y Metafísica” conocerás cómo desarrollar tus capacidades, a través de la sabiduría de las más grandes culturas. Descubrirás una forma positiva de ver la vida. Acércate a la sede central en la Av. Javier Prado Este 465, San Isidro en el departamento de Lima, y podrás conocer más ampliamente lo que te ofrece este excelente curso.
Posponer una acción promete aparentes beneficios a corto plazo; sin embargo, tiene como consecuencias: el famoso “estrés del último minuto”, la pérdida de importantes oportunidades, la realización de un desempeño mediocre y, debido a todo esto, sentir un gran malestar emocional que nos deja con la amarga sensación de que “hubiera podido salir mejor”, que con las reincidencias se convierte en "no lo haré bien", "no sé que sera de mí", "soy un fracaso en la vida" o "quiero morirme".
La postergación sigue una secuencia característica: se inicia con la toma de decisiones para realizar una tarea determinada con expectativa de buenos resultados; se establece una fecha de inicio y se dilata el momento propuesto para empezar. La diferencia entre el deseo y la demora en actuar produce autorreproches y arrepentimiento. No obstante, se sigue postergando y se intenta terminar la tarea faltando poco tiempo para que venza el plazo. Con frecuencia, se termina después o nunca se termina, lo cual hace que nos quedemos con una sensación de derrota.
Así se van acumulando derrotas, haciéndose cada vez más grandes y pesadas, tornándose en frustraciones y degenerando más tarde en un terrible sentimiento de apatía ante la vida, ya que realmente nunca se hacen las cosas bien. Todo esto indica que nuestra voluntad ha sido mellada. Y sin la fuerza de nuestra voluntad, no podemos alcanzar grandes objetivos, ni en lo material, ni en lo espiritual.
He aquí la importancia de organizarnos y de esforzarnos por llevar a cabo de manera oportuna todas las metas que nos proponemos. No solo para cumplir o quedar bien con los demás, sino para afianzar nuestro compromiso de ser mejores en los pequeños y grandes retos que nos presenta la vida. Así podremos forjar en nuestro interior un gran poder, el poder de la Voluntad.
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