El Nuevo Testamento nos proporciona la posibilidad de ver la religiosidad de las personas de niveles intelectuales diferentes.
El nivel más alto está representado por Jesús el Cristo. Ninguno, inclusive de Sus discípulos personales, podía de una sola vez comprender con su mente toda la profundidad de Su Enseñanza.
El segundo nivel es el de los discípulos más íntimos de Jesús que intentaron entender al Maestro y en parte tuvieron éxito en esto.
El tercer nivel es el de las personas de una línea social alta que supieron y siguieron tradiciones religiosas terrenales, rituales y reglas de conducta. Pero no eran capaces de percibir las palabras vivas de Dios.
Y el nivel más bajo es el de las personas que son sólo capaces de pensar según el esquema siguiente: «¡Ellos me dan, es bueno! ¡Ellos dejan de darme, es malo!».
Un intelecto desarrollado de una persona no implica que su desarrollo ético también sea de nivel alto. Pero la auto-perfección ética no es posible sin un intelecto desarrollado. Por consiguiente, si uno busca la auto-realización espiritual, tiene también que trabajar en el auto desarrollo intelectual.
¿Qué favorece este desarrollo?
En primer lugar, la educación, varios tipos de actividades (especialmente las de tipo creativo), el trabajo con libros, la investigación teórica. La sociedad moderna, que se ha desarrollado en los aspectos científicos y técnicos, es una posibilidad muy buena para utilizar y desarrollar la mente.
En primer lugar, la educación, varios tipos de actividades (especialmente las de tipo creativo), el trabajo con libros, la investigación teórica. La sociedad moderna, que se ha desarrollado en los aspectos científicos y técnicos, es una posibilidad muy buena para utilizar y desarrollar la mente.
La traducción del Nuevo Testamento al ruso está lejos de ser perfecta. El significado profundo de algunas declaraciones de Jesús fue «cortado» por traductores que eran incapaces de entender Sus ideas.
Un error en la traducción tiene un efecto desastroso. Es la frase: «Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 5:3). Muchos de los lectores rusos concluyeron de ésta que Jesús predicaba el primitivismo intelectual y el parasitismo.
¡Pero Jesús quiso decir una cosa completamente diferente! Él hablaba sobre la bienaventuranza futura no de los mendigos parásitos, sino de las personas que renunciaban a poseer riqueza material, no debido a la pereza, embriaguez u otras razones por el estilo, sino debido al credo espiritual.
«Bienaventurados los pobres debido al espíritu» y no «en espíritu».
«Bienaventurados los pobres debido al espíritu» y no «en espíritu».
Serán bienaventurados en el Reino de los Cielos quienes renunciaron a la posesión de cosas terrenales, renunciaron a buscar riqueza terrenal, porque el Padre Celestial será su Riqueza, si ellos se dedican a aspirar a Él. «No acumules tesoros en la Tierra (…), sino acumula tesoros en el Cielo (…). Porque donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón también» (Mateo 6:19-21). Éste es uno de los postulados más importantes de Su Enseñanza.
«(…) Sé sabio (…) y simple (…)» (El Evangelio de Tomás, 39).
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